Policías y ladrones en las calles
Peleándose el país con sus armas y municiones
Asustando la nación con sus armas y municiones
Del Génesis al Apocalipsis
Y la siguiente generación seguirá escuchando esto.
Del álbum homónimo de la banda: The Clash
Notas a la entrevista al mayo zambada (con minúsculas) y Don Julio Scherer.
La opinión de un empresario en relación a su negocio. El otro lado de la opinión.
En anteriores ocasiones, he descrito argumentos variados que concluyen la necesidad imperante de legalizar el consumo y posesión de las denominadas “sustancias prohibidas”, lo que en términos legales se traduce en “despenalizar” su empleo. Esto es así, según lo he describí en anteriores intervenciones, debido en primer término, a la abundante y generalizada demanda de las mismas. En términos prácticos; la sociedad esta interesada y habida en el consumo del producto. América, Europa y Asia ostentan elevados índices de consumo. La despenalización de las sustancias vedadas no cambiara a la sociedad como la conocemos, pues en ese sentido de facto ya ha cambiado, pues el consumo, al margen o dentro de la ley ya existe. La prohibición que intenta proteger a los más jóvenes, quienes paradójicamente aun dentro de un esquema prohibitivo resulta el grueso del sector consumidor.
En segundo término, la agitación de los sistemas de represión del crimen, policíacos y castrenses implican un desgaste implacable para el Estado, el cual se obliga a erogar grandes cantidades para combatir un asunto, que al mismo tiempo es deseado por la población que intenta proteger.
En tercer plano, la prohibición de consumo y posesión, dispara y fermenta delitos que afectan dolorosamente a la sociedad como la extorsión, el secuestro, el tráfico de armas, el homicidio, el robo. Esas son las conductas antisociales que laceran la moral de la población. Recordemos que en los diarios no aparece en primera plana Juan x fumando un carrujo de marihuana, por el contrario aparecen cuerpos atrozmente mutilados, y es esto último lo que enflaca la fuerza colectiva, la sangre, las armas, no las drogas o su consumo. No confundamos estos conceptos.
Por último, entre mas fuerte podamos gritar y hacer entender que el combate a las enriquecidas redes criminales no es un asunto que le competa exclusivamente al presidente de la república, y si también a los gobiernos estatales, municipales, legislaturas federales y locales y SECRETARIAS DE EDUCCIÓN PUBLICA, lograremos entender por qué el mayo zambada reconoce que:
“Un día decido entregarme al gobierno para que me fusile. Mi caso debe ser ejemplar, un escarmiento para todos. Me fusilan y estalla la euforia. Pero al cabo de los días vamos sabiendo que nada cambió. (…)
–El problema del narco envuelve a millones. ¿Cómo dominarlos? En cuanto a los capos, encerrados, muertos o extraditados, sus reemplazos ya andan por ahí.
El narco está en la sociedad, arraigado como la corrupción.”
Bien. Don Julio Scherer García fue contactado en febrero de este año por zambada para se entrevistado, y este ejercicio periodístico merece un pequeño análisis.
Para el mayo el problema del narco envuelve a millones y de los capos, encerrados, muertos o extraditados, sus reemplazos ya andan por ahí, el gobierno llegó tarde a esta lucha y no hay quien pueda resolver en días problemas generados por años. Infiltrado el gobierno desde abajo, el tiempo hizo su “trabajo” en el corazón del sistema y la corrupción se arraigó en el país. Al Presidente, además, lo engañan sus colaboradores. Son embusteros y le informan de avances, que no se dan, en esta guerra perdida.
Julio Scherer, le pregunta en vivo lo que todos comentamos en mesas de café:
“–¿Por qué perdida?
–El narco está en la sociedad, arraigado como la corrupción.”
El mayo, confirma, con bravo conocimiento de causa, lo mismo que hemos comentado en este espacio en anteriores oportunidades en este espacio. El combate al narco y la estela de sangre y miedo a su paso, es un tema que se debió atacar cuarenta o treinta años atrás, hoy el mz es sabedor de los bemoles de su empresa, el sabe que la solución no vendrá de un sexenio a otro, ni de tres quizá, el sabe que el hambre por su producto esta arraigado en la sociedad, esta, la del norte, la del sur, la europea, la asiática y la prohibición es solo un molesto inconveniente.
Este arraigo de su producto en la clientela, lo hace saberse dispensable, envestido de un cargo que bien puede abandonar y no importaría, pues el monstruo es mas grande que el, se sabe una pieza intercambiable en un ajedrez colosal. Y revela miedo ante la persecución del estado, lo cual confirma dos cosas, la lucha al crimen es real y el valor ultimo e incuantificable es la libertad.
–¿Algunas veces ha sentido cerca al Ejército?
–Cuatro veces. “El Chapo” más.
–¿Qué tan cerca?
–Arriba, sobre mi cabeza. Huí por el monte, del que conozco los ramajes, los arroyos, las piedras, todo. A mí me agarran si me estoy quieto o me descuido, como al Chapo. Para que hoy pudiéramos reunirnos, vine de lejos. Y en cuanto terminemos, me voy.
–¿Teme que lo agarren?
–Tengo pánico de que me encierren.
–¿Hay en usted espacio para la tranquilidad?
–Cargo miedo.
–¿Todo el tiempo?
–Todo.
–¿Lo atraparán, finalmente?
–Un día decido entregarme al gobierno para que me fusile. Mi caso debe ser ejemplar, un escarmiento para todos. Me fusilan y estalla la euforia. Pero al cabo de los días vamos sabiendo que nada cambió.
Alguien tiene otra propuesta? La del ojo por ojo, parece no estar funcionando.
Joel Hernández.
Abril de 2010.
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