viernes, 19 de noviembre de 2010

Recordar es vivir.

Recordar es vivir.
Yo viví y vi pasar la década de los dos mil (?), dos miles (?), 00’s (?) y ahora en el invierno de sus días evoco con nostalgia aquellos días en que a uno le entraba el pánico gacho de que a la compu Celeron de la casa  (porque solo había una y los mayores de 30 de plano ni las tocaban), se trabara con la entrada del 2000, y con ello se desencadenara el fin del mundo sin haber conocido el amor.

La nostalgia por aquella época en que Rambo, en la tres, era cuatísimo de los Talibanes en Afganistán (¡!), sin imaginar que un tiempito después caerían las torres gemelas (que uno a su vez recuerda viéndolas entre escena y escena en Friends) y ya no dejarían viajar en los aviones con shampoo o lociones a bordo y los árabes arrastrarían el aire de maldad que en su tiempo ostentaban los alemanes, los vietnamitas y  los rusos.

Quisiera regresar en el tiempo como Mcfly y el Doc Brown a donde uno no fuera emo, dark, gotico, punk o sus derivados, y uno pudiera escuchar a los Hanson y no a los Jonas Brothers, o regresar las manecillas del reloj hasta donde uno quedaba como galanazo invitando a tu chava al cine con un máximo de cien pesitos, sin tener que preocuparte por el oso de no llevarla a la sala VIP a comer sushi o crepas.

Atrás quedaron mis días donde un Cd quemado con 400 mp3 alivianaba las fiestas y los viajes, donde no era necesario el ipod de 287 gigas empotrado en unas bocinitas con mezclas eclécticas para que a media canción platicando con los cuates, alguien le mueva a la rola para poner otra mejor.

A veces parece que uno no entiende lo que pasa o ya paso lo que entendía. El Face es un asunto de vital importancia, la sofisticación de las aplicaciones y el taggeo rebasan sin comparación al otrora popular Latinchat. El status es un must y al parecer es importantísimo dar a conocer lo que uno “está pensando”, la banda nunca se ve tan bien como en su profile pic ni tan mal como en su ife, pero si tienen pareja o hijos, pondrán en su lugar la foto de ambos o del nene.

Salir de casa implicaba mínimas precauciones y caminar libre por la vida no requeria USB, radio, Blackberry o Iphone. La gente en el banco o las tortillas no ponía su radio en speaker para que todos compartiéramos el interesantísimo contenido de su conversación. Tu jefe en las vacaciones familiares terminaba hasta el gorro de que mamá le dijera que se perdió, pero aguantaba vara sin tener que usar un GPS con acento español.

Mtv pasaba videos musicales (¡!) y acostumbrado a la sencillez de Ciencia Loca, Lost me complico todo y uno tiene que ver cada capítulo para agarrar la onda del otro. Flavor of Love y Rock of Love  nos confirmaron que el dinero hace que todo sea posible y  Youtube nos conmociono hasta el llanto viendo “Edgar se cae”. 

No en balde se dice que  cuatro cosas nunca vuelven más: una bala disparada, una palabra hablada, una ocasión desaprovechada y un tiempo pasado.

Joel Hernandez.