miércoles, 16 de marzo de 2011

Jose Carmen Carmen García Vázquez. In memoriam. El tribuno y yo.

El Tribuno y yo.
Homenaje al Maestro. In memoriam.

El día de hoy, 16 de marzo de 2011, fallecio mi admirado Maestro Don J. Carmen García Vázquez, en diciembre de 2010, fue condecorado con la Presea Plan de San Luis. En aquel entonces le escribí estas lineas. Aquí van en su memoria. Adiós Maestro, te voy a extrañar. En cada paso de mi vida habrá un poquito de ti.

Sucedió también, a principios de esta década mi primer encuentro con Don J. Carmen García Vazquez. Maestro y amigo. Entrañable Maestro.

Por aquellos años agitados sonaba en mi fondo musical King Crimson y el Buena Vista Social Club. La libertad de estudiar la prepa abierta me permitió conocer el Centro Histórico. Recorrí a diario y en aquel entonces con el cabello hirsuto y largo sus calles. Recuerdo frescas las mañas en el centro de idiomas atendiendo las bases del francés, las caminatas por Zaragoza, las bromas y la compañía de mis amigos.

Uno de esos recorridos topo por accidente en la división de difusión cultural de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Un folleto. Taller de Literatura Latinoamericana.

Lic. J. Carmen García Vazquez.

Tome el curso y conocí a Don J. Carmen, bajito, muy entrado en años, me llamaba la atención su cabello, más blanco que grisáceo, peinado de lado con el volumen al frente, con el copete muy hecho; brillantina y un peine de cerdas cerradísimas creaban la ilusión. Con el andar muy pausado, lo atormentaba la artritis en las rodillas, a veces al punto de quejarse a cada paso, su piel morena y el rostro bonachón, tan bonachón que de cuando en cuando al sonreír se le adivinaban las facciones de su infancia. Este extraño fenómeno solo pasa con Don J. Carmen.

Don J. Carmen me distinguió con su amistad. Charlábamos al término de cada cátedra. Inclusive lo frecuentaba cuando no había clase en su oficina del Instituto de Investigaciones Jurídicas del Congreso, en Plaza de Armas. El Maestro me invitaba a desayunar a la Posada del Virrey donde decenas de personas lo saludaban de cerca y de lejos, entre bocado y bocado el Maestro divisaba o era divisado por otros y alzaba la mano abriendo y cerrando la palma, como pestañeando rápidamente. Quizá por eso J. Carmen prefería desayunar en el Tropicana, a espaldas de la Cámara, donde era poco visto y podía desayunar con calma aquellos huevos con chorizo que invariablemente pedía.



El maestro me contaba de todo; sus convicciones, su siguiente columna, (recuerdo que alguna vez le sugerí una idea y mi sorpresa fue mayúscula cuando abordo el tema un uno de sus textos), diputado en dos ocasiones y primer tribuno de oposición en el Estado, solía decir que el cargo duraba tres años, pero la vergüenza toda la vida. Me conto sus debates con Diego Fernández de Ceballos en el Consejo General del Partido Acción Nacional, su infancia, sus inicios en los pasillos del Derecho y la política. El Maestro, penalista fervoroso, hablaba con verdadera pasión de la abogacía y me orientaba a ella, mucho me insistió en adentrarme en el constitucionalismo, mucho…


El Licenciado García Vazquez recomendaba leer el Mercader de Venecia para entender el alma del oficio.

Un buen día regrese con el Maestro para comunicarle que había ingresado a la Facultad de Derecho. Creo que se puso más feliz que mis padres. De inmediato me pidió acompañarlo a la librería, doloroso su paso me apenaba muchísimo hacerlo caminar. El Maestro me regalo mi primer Código Civil y Penal. Los firmo y me pidió acudir a él para cualquier volumen que necesitara. Esos eran los gestos que el Maestro tenia conmigo. Nunca lo olvidare.

Don J. Carmen García Vazquez, Maestro y amigo, recibirá este miércoles 15 de diciembre la presea al merito ciudadano Plan de San Luis en el Congreso del Estado, máximo galardón en el estado. Me llenó de felicidad enterarme de la noticia. Es el prestigio, el esfuerzo, la seriedad, el compromiso y la entereza del hombre la que se galardona, lujos que no están al alcance de los voraces ambiciosos atrapados en el marasmo de la ambición.

A mí, me llena de orgullo saberme su alumno.

El tiempo y la compañía de Don J. Carmen es uno de los voluminosos regalos que la vida me prodiga.



Joel H. Vazquez.

Diciembre 13 de 2010.