El litigio laboral y su reciente inclusión
como deporte de alto riesgo.
La Secretaria del Trabajo y Previsión Social de SAn Luis Potosí, en su página de internet aporta algunas “Graficas de Tendencias de la STPS, a Enero de 2010”. Bravo.
Desafortunadamente varias de esas estadísticas resultan parcas en su contenido, al punto en que francamente resultan inentendibles, otras resultan ridículas. Para ejemplo un botón: el diario Pulso en su edición de hoy, en la que refiere: “De acuerdo a información de la propia JECA, en 2003 la dependencia otorgó un solo laudo laboral, por 324 mil pesos. Desde entonces, la cifra aumentó considerablemente, al grado de que, hasta enero de 2010, la dependencia laboral ha fallado favorablemente hacia los trabajadores en tres mil 255 litigios, por los que las empresas han tenido que pagar casi 363.5 millones de pesos.”
Una grafica resalta con atemorizante relumbrón, durante el año 2009, 63 por ciento de los laudos emitidos por el tribunal resultaron condenatorios. De un total de 3,652 demandas recibidas en ese año únicamente fueron concedidos 251 amparos uninstanciales y 1630 de las demandas encontraron su extinción mediante convenios. Adicionalmente fueron celebrados 8255 “convenios voluntarios” es decir convenios que fueron hechos sin que mediara una demanda.
De estas graficas podemos deducir que el solo hecho de ser demandado laboralmente implica un 63 por ciento de posibilidades de perder el litigio, existe menos de un diez porciento de posibilidades de eludir esa condena en vía de amparo directo. La solución que desde luego debe imperar ante el litigio es el convenio y 9885 ocasiones se ha demostrado esa regla.
Los colegios y barras de abogados del Distrito Federal se han desgañitado solicitando una mayor eficiencia en los tribunales, pues en promedio, cada litis tiene una duración de 4 años (¡!), En nuestro estado “únicamente” toma 2 años, y esto a pesar de que la legislación prevé un plazo no mayor a 80 días desde la presentación de la demanda a la emisión del laudo. Ya no es posible encontrar las palabras, o al menos mi léxico no las tiene, para expresar la necesidad de reformar nuestra vetusta Ley Federal del Trabajo, para desaparecer el modelo tripartito de las juntas, para judicializarlas, o al menos para profesionalizar sus servicios acorde a las necesidades del comercio moderno.
Sabemos de antemano que esto no va a suceder, como tampoco va suceder ninguna otra reforma que el país requiera, no en los próximos 3 años de sucesión presidencial ni tampoco en los que sigan, en el país donde no pasa nada, pasa eso. Nada.
Lástima.
Joel Hernandez Vazquez.
Febrero 15, 2010.
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